Sí, sabemos que para cuidar el proceso del otro, lo ideal es cuidar nuestro propio proceso personal, pero no siempre los terapeutas o docentes damos la importancia suficiente a este aspecto. Sin embargo es fundamental. Terapeutas que van a terapia, docentes que la reciben para permanecer en su centro y con la gestión emocional suficiente para bregar con su día a día, no son situaciones siempre habituales.
Las personas que disponemos de muchas herramientas y de una mirada ancha sobre nuestro camino, a veces olvidamos que no podemos llegar a todos los lugares internos solos, o que según qué tema, hay muchos ángulos muertos que no vería ni el terapeuta o docente más experimentado. Ante todo, somos seres humanos y deberíamos ser los primeros en tener en cuenta la potencia y lo facilitador de la presencia del otro para continuar hacia adelante de forma sana emocionalmente.
¿Sabes si tu terapeuta va a terapia? ¿Si esa persona que te acompaña en tus momentos más delicados acompaña los suyos propios?. ¿Estás acompañándote mientras acompañas a los demás? En mi experiencia, resulta ideal que esta sea una práctica mucho más extendida, ya que las personas que acompañamos a personas tenemos la responsabilidad de encender la luz en nuestro camino para poder ir con el otro a que encienda la suya propia.
Creé las sesiones de supervisión emocional (Emotional Bandwidth Supervision, EBS) ante la excelente experiencia que iba fraguando con los profesionales que se acercaban a la formación Focusing y a ser acompañados en sus procesos individuales. Un acompañamiento desde la empatía y el espacio despejado como el que propone Focusing es ideal para este tipo de personas, que van sosteniendo día a día, los procesos de los demás. Este descubrimiento se convirtió en una característica de valor para estos profesionales, que enseguida comprendieron la necesidad de supervisarse desde esta propuesta, así como en una garantía para clientes y beneficiarios en general.
Si te lo preguntas, por supuesto, yo también me acompaño de una persona con la que conecto y que me da el espacio de poder ser yo en mi propio proceso, desde el lugar interno con el que me relaciono, aportándome una riqueza incuantificable.
Y tú, ¿te acompañas?
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