Siempre doy un truco a las personas, para que se pillen contándose historietas macabeas, que no le están dejando ir a un lugar mejor.
Cuando cuentes algo que te ha pasado o sobre cómo te sientes, dos veces o más, de la misma forma, ahí lo tienes.
Básicamente porque esto es imposible.
El ser humano avanza por naturaleza. Por mucho que creas que eso que sientes es igual ayer que hoy, o hace cinco minutos y ahora, no puede ser. Es humanamente imposible.
Siempre, y sin excepción, hay algo nuevo.
Y oh, aquí viene.
Esto es clave. Lo nuevo.
Cuando uno se da cuenta de ese matiz, aunque sea pequeño, todo cambia. De repente, darnos cuenta de eso que sí que es un poco nuevo, sí, hace que algo cambie en cómo nos sentimos y ya nada puede ser lo mismo.
Si no me crees, haz la prueba y dime cómo te sientes.
Pregúntate, ¿qué es lo nuevo de esto que estoy contando igual?
Es que mira.
Hay una pregunta que se repite mucho cuando uno empieza a aprender Focusing: ¿y cómo sé si está pasando? ¿si está habiendo Focusing?
Si la rueda experiencial* gira, hay Focusing. Si hay cambio, hay Focusing. Si no hay ni rueda, ni cambio, no hay Focusing. Sencillo.
Esto tiene unos preciosos matices y lo de la rueda experiencial es una revelación para todos. Te hayas formado en Focusing o no.
Sobre esto de la novedad, hablo en el directo que hice el 18 de junio con mi querida Elena Alonso, y que puedes ver aún registrándote en el link de abajo. Vamos a vivirlo de forma experiencial en Laborapropio, que empieza en julio.
PD1: *rueda experiencial (Eugene Gendlin): Unidad experiencial de Cambio (Edgardo Riveros)
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