Si algo propone Focusing y la mirada de la filosofía de lo implícito, es amar lo que es. Poder hablar el lenguaje de la empatía, con nosotros mismos o con el otro, para que la aceptación incondicional de lo que se encuentra en nosotros, propicie el camino hacia nuestro bienestar.
Amar lo que es, permite que nuestra vida se impulse a sí misma, se genere desde dentro, en el pulso vital que implica el recorrido de la rueda experiencial.
Quisiera preguntarte, preguntarnos: ¿Cuántas cosas ahora mismo podríamos estar no aceptando en nosotros mismos?¿Cuánta energía real sientes que te cuesta sostener ese rechazo?¿Podríamos proponernos aceptarlo sin juicio? Y digo esto porque muchas veces existen mucho juicios sobre eso que está ahí y que no queremos ver. Por eso mismo lo rechazamos.
Porque si digo, "claro que siento esto" estoy asumiendo cosas horribles o que no quiero decir de mí. La realidad es que no hay cosas horribles dentro. Hay cosas. Eso es suficiente. Nombrarlas y hacerlo con la mayor precisión posible produce un alivio instantáneo, no importa a lo que se refiera ni en qué lugar creamos que eso nos deja. Lo que permite es abrir una puerta que facilita el ritmo innato de nuestra autopropulsión.
En muchas ocasiones, estamos juzgando lo que sentimos, sin darnos cuenta. Focusing nos ayuda a escucharnos con absoluto amor, en el ejercicio de entregarnos confiadamente a la realidad que la vida es.
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